
En la cima se podí
an disfrutar de unas impresionantes vistas de todo el Ripollés y toda la Cerdanya cubiertos del blanco manto hinvernal. Tras sacar las pieles bajé por medio de la pala de la Puigllançada por una excelente nieve polvo, al llegar a las pistas continué el descenso por una pista de nieve sin pisar. Al llegar de nuevo a Comella volví a poner pieles y remonté hasta un collado donde descendí hasta Alabaus por una pista negre que aunque estaba cerrada se podía bajar perfectamente y desde aquí de nuevo a Roc Blanc, con muy buenas sensaciones de la calidad de la nieve, que nos había dejado este Levante.

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