Hace un par de meses, me llamó un buen amigo para salir un rato a correr y ya de paso explicarme un proyecto que tenía en mente, se trataba de traer la "flama del Canigó" hasta Campdevánol y sin relevos, es decir hacer un grupo de colegas y realizar unos 80 Km de alta montaña cargados con el tradicional fuego desde la cima del Canigó a 2784 metros de altitud en el Rosellón francés, en aquel momento y sin pensarlo mas de 1 o quizás 2 segundos respondí que ¡si!, y no le dí la mayor importancia.
La tradición catalana dice que el fuego del Canigó es el que ha de encender las hogueras de San Juan, y todos los pueblos buscan la manera de conseguir su llama para dicho fin, este año Campdevánol contaba con nosotros, y así empezó todo:
Salimos de aquí en coche el viernes 22 hasta el refugio de Cortalets, unos 800 metros por debajo del majestuoso Canigó, tras cenar y ver la puesta de Sol, nos fuimos a "dormir". A las 2:15h abandonamos nuestras "cómodas" camas y preparamos nuestras cosas y desayunamos para comenzar nuestra aventura a las 3 de la madrugada. Comenzamos a subir y a cruzarnos con gente que bajaban de encender el fuego de la cima a las 0:00h (toda una tradición), algunos de ellos nos decían que subíamos muy tarde... y nosotros contestábamos que era temprano que dependía de como se viese o si hablábamos del día 22 o del 23... En fin en menos de una hora y a buen ritmo coronamos la cima y encendimos nuestra llama en una pequeña lampara de aceite. Comenzamos el descenso destrepando la temible chimenea del Canigó en plena noche y cargados de la llama que tendríamos que proteger todo el día, tras varias risas pusimos pie en el camino y comenzamos a trotar, con dirección al refugio Aragón y de aquí al de Merialles. Tras guardar los frontales afrontamos el ascenso hacia Pla Guillem, desde donde seguimos la carena por la frontera hasta Mentet donde bajamos, ya en tierras catalanas a la estación de esquí de Vallter.
Aquí nos esperó un gran avituallamiento, sobre las 10 de la mañana, que nos sirvió para afrontar la dura subida al Coll de la Marrana y de aquí al Coll dels tres pics, la llama nos la íbamos repartiendo cada 15 minutos y la protegíamos del fuerte viento de las cumbres Gironinas. Comenzamos el descenso a Pardines, donde sobre las 15h nos esperaba Yolanda con bebida fresca y fruta, ya que el calor era sofocante en esos momentos.
Tras la parada afrontamos el duro ascenso de unos 900 metros de desnivel hasta la cima del Taga, una vez allí descendimos a Coll de Jou, donde encendimos la llama a los compañeros de Vallfogona, y continuamos nuestro camino hacia el Sant Amand para desde allí ya visualizar Campdevánol al final del valle unos 1000 metros mas abajo, la bajada con calma y sobre las 18:30h llegamos al pabellón donde nos esperaban los familiares. Una media hora después, recibíamos el aviso de ir a la plaza del pueblo, escoltados por la policía local y unos 50 motoristas, al entrar en la plaza fue espectacular, estaba llena a reventar y nos recibían con fuertes aplausos, fotos, televisión y mucha gente.... Nosotros con la emoción y convertidos en héroes locales nos fundimos en un abrazo que nos unió mas si cabe.
Los siguientes días, lo disfrutamos como niños, explicando nuestras batallitas y viéndonos en las televisiones y periódicos comarcales, como si hubiésemos realizado una gran gesta... Si supiesen que es lo que hacemos cada fin de semana.
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